domingo, 8 de mayo de 2016

«Quisieron quemarnos unos chavales que volvían de marcha»





           Ella está embarazada y relatan que la Policía Local de Betanzos los salvó de un grupo que los             acosaba
Lo de las agresiones a indigentes por parte de grupos de chavales que después de haber pasado toda la noche de marcha se esta volviendo ya en una costumbre, y es que como estos energúmenos de tres al cuarto no tienen otra cosa más divertida que hacer y ante la vista de que la noche termina que mejor forma de terminar una noche de juerga y farrana que gastarse unas risas a costa de una pobre pareja de indigentes que el único delito que habían cometido era que se habían refugiado dentro de un cajero automático para pasar la noche resguardados de las inclemencias meteorológicas.
Nada les importo a estos desgraciados energúmenos pasados de copas y de alguna otra sustancia emprenderla con esta pobre pareja de indigentes, tampoco les importo que ella estuviese embarazada, a estos desgraciado mercachifles niñatos de papá y mamá solo lo que querían era reírse y humillar a esta joven pareja fuese al precio que fuese, pero la cosa se les torció a este grupo de descerebrados ya que no contaban que por las inmediaciones de la zona en cuestión en aquellos precisos momentos patrullaba un coche de la policía local que actuó en defensa de la joven pareja y así evitando que fuesen agredidos por estos jóvenes descerebrados y pasados de copas.

Habla desde el suelo. Acostado, en el interior de un cajero. Está metido en el saco de dormir. Usa frases cortas. Palabras secas. «No.Esto no es seguro. Hace tres días intentaron quemarnos. Eran unos chavales que volvían de marcha». Comparte el saco con ella, su pareja. Llevan poco más de una semana en este cajero. Aceptan contar su situación. Sin rostros. Sin nombres. «Si sirve para ayudar...». Cada vez es más frecuente ver a dos sintecho durmiendo en los cajeros. Como el pasado viernes en A Coruña, en Cuatro Caminos había otros dos indigentes durmiendo con Juan, un habitual de ese cajero. En el saco de esta pareja atacada hay alguien más: ella está embarazada. «De poco tiempo, unas cinco semanas». Lo lleva bien, «lo peor son las mañanas».

Pronto se irán a otro lugar: «Cada ocho o días diez tenemos que cambiar de sitio». Los fines de semana «son muy conflictivos». Temen que vuelvan a atacarlos. Él calcula que serían las dos o tres de la mañana. Despertó con el olor a humo. El saco estaba ardiendo. Lo apagó. Tuvieron que tirarlo porque quedó inservible. Mientras habla, una joven entra en el cajero. Da las buenas noches y, casi sin mirar, se coloca ante la pantalla. Suenan las teclas. Él sigue contando. Uno de los motivos por los que cambian de sitio son un grupo organizado de mendigos: «Nos amenazan si pedimos en la calle». Dice que ocupan, sobre todo, las entradas de los supermercados. En ocasiones les han mostrado cuchillos. Pero no solo con ellos son violentos: «He visto cómo una mujer les daba diez céntimos, se los tiraban y le echaban una bronca. ¡Cuando los que están pidiendo son ellos!». Además «están siempre, en cuanto se marcha uno viene otro para el sitio». Entienden que la policía debería tomar medidas con esta situación.

Uno de los peores episodios que ha vivido esta pareja fue su salida de Betanzos. Cuentan que lo hicieron en un coche de la Policía Local después de las amenazas recibidas: «Nos identificaron a nosotros y a ellos». Y siguieron su vida en la calle, adonde los empujó la pérdida de trabajo. Ahora, un empleo, «de lo que sea, sería lo mejor».

Esconden sus caras entre el saco y las manos para hacer las fotos. Tapan la ropa. No tienen muchas ocasiones de cambiarse. Llevan dos meses en Galicia. Elogian el trabajo de la Cocina Económica. Algunos días van allí por la mañana para ducharse. Seguirán en Galicia: «Hay muy buena gente, nos dan comida». A veces tienen para poder dormir en una habitación. «¿Nos dejáis algo para el desayuno de mañana?».

BUBÚ

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