2. Situación de las personas sin hogar en España
La característica principal que define a las personas sin hogar, como otras personas en situación
de exclusión social, es la falta de redes sociales en su entorno habitual, la soledad, la falta de
autoestima, y la incomprensión y rechazo por parte de la sociedad.
Además, su situación se ve agravada por los problemas económicos que conllevan todas estas
dificultades personales.
Actualmente en España miles de personas viven y duermen en la calle, o en los distintos recursos
disponibles para ellos, donde no pueden realizar plenamente un proyecto personal, tiende a empeorar
su salud física y mental, con facilidad ven vulnerados sus derechos y carecen de oportunidades
laborales.
La tendencia apunta a que cada vez hay más jóvenes, más familias completas, y más extranjeros
(sobre todo sin papeles) que acaban pasando sus días en calles y plazas, acudiendo a los escasos
recursos disponibles para ellos.
¿Cómo se llega a estar sin hogar?
Parece claro que en un día nadie cambia una vida satisfactoria a nivel personal, familiar y laboral
por vivir en la calle o en un albergue. Sino que, más bien, debe darse un proceso de ruptura y
deterioro de la situación personal, en el que la calle es la última etapa.
Los estudios afirm a n1 que las personas sin hogar han vivido una media de 7 u 8 sucesos traumáticos
encadenados, mientras el resto de las personas sufren una media de 3 ó 4 a lo largo de su vida.
La muerte de una persona querida, una separación sentimental, la pérdida de un empleo, la escasez
de recursos económicos, un desahucio (y la consiguiente pérdida de alojamiento), unido a la
falta de apoyo familiar y social, provocan una situación en que la persona puede verse viviendo
en la calle.
Guía de Estilo para Periodistas: MIRA
A LAS PERSONAS SIN HOGAR
4 1 M. Muñoz, C. Vázquez, y JJ. Vázquez, (2003). Los límites de la exclusión. Ediciones Témpora.
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Unos hechos traumáticos provocan que haya más posibilidades que se produzcan los siguientes:
un divorcio puede propiciar la pérdida del empleo, que a su vez pueden dar lugar a un desahucio…
Si a esto añadimos falta de apoyos de familiares y amigos, junto a la escasez de servicios sociales
de carácter preventivo –en cantidad y especialización- hacen que cualquiera de nosotros, en
un momento dado, pueda llegar a ser una persona sin hogar.
Aunque todos podemos llegar a estar sin hogar, hay determinados factores sociales que nos hacen
más vulnerables: vivir en una localidad distinta a la de nuestros familiares, la precariedad laboral,
la propiedad de una vivienda, o las diferencias económicas y culturales son elementos que propician
que determinadas personas acaben estando sin hogar.
Por tanto, vemos como llegar a estar sin hogar se debe a múltiples f a c t o res, personales, sociales y
e s t ru c t u r a l e s.
¿Y por qué cuesta tanto salir?
La atención a personas sin hogar en España ha sido la gran olvidada de los ya olvidados Servicios
Sociales en el desarrollo del Sistema de Bienestar Social.
MIRA A LAS PERSONAS SIN HOGAR
5
Sucesos traumáticos
encadenados
Falta de apoyo
familiar y afectivo
PERSONA SIN HOGAR
+
Malos tratos
Muerte familiar
Separación o divorcio
Desempleo
Desahucio
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Se constata, todavía hoy, una importante dificultad para articular servicios de atención a personas
sin hogar con profesionales suficientes y formados capaces de realizar una atención adaptada
a las necesidades concretas de las personas (deterioro vital, falta de motivación, problemáticas
de adicciones y/o salud mental…).
La última encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre centros para personas sin hogar, pone
de manifiesto el todavía marcado carácter asistencialista de la atención a personas sin hogar en
España y su todavía insuficiente profesionalización. "Las prestaciones más frecuentes que ofre c i eron
los centros fueron R e s t a u r a c i ó n (86,3% de los centros), I n f o rmación y Acogida ( 8 3 , 9 % ) ,
A l o j a m i e n t o (79,3%) y O r i e n t a c i ó n (79%). Las prestaciones orientadas a la inserción social de los
usuarios, como Taller de inserc i ó n (27,0%), Asistencia jurídica (33,8%), Regularización de papeles
(23,6%), Atención psicológica (43,1%) tuvieron una presencia menor en la oferta de los centros, de
manera análoga a la situación observada en los años 2002 y 2006”2
. Una situación que re q u i e re de
respuestas, que mejora con el tiempo pero no todo lo rápido y significativo que se necesitaría.
Según este panorama, las posibilidades de los Servicios Sociales públicos y privados para ayudar
en la recuperación personal, de la autoestima o de la voluntad de los sin hogar para mejorar su
situación, todavía son limitadas. Y en ocasiones se generan dinámicas que no contribuyen a la
posible integración social.
Así, el alcoholismo y otras adicciones ayudan a mantener la situación de sin hogar, sin que estas personas
tengan la posibilidad de encontrar recursos que les ayuden a superar estos graves pro b l e m a s .
Además, se calcula que un tercio de las personas sin hogar padece alguna enfermedad mental
(aparecida antes o propiciada por el hecho de vivir en la calle). La práctica totalidad de estos
casos no recibe un mínimo tratamiento, lo cual vulnera su derecho a recibir asistencia sanitaria,
y la experiencia de estar sin hogar agrava el desarrollo de este tipo de enfermedades.
Y por último, en parte fruto del desconocimiento, la sociedad tiende a rechazar y mostrar indifere nc
i a (cuando no desprecio) a las personas sin hogar. Esta actitud incide en su aspecto más vulnerable,
la autoestima, lo que hace que sea más difícil que se consideren a sí mismas con posibilidades
de reestablecer sus relaciones sociales, ser aceptadas en sus familias, encontrar un trabajo, etc.
Guía de Estilo para Periodistas: MIRA A LAS PERSONAS SIN HOGAR
6 2 Instituto Nacional de Estadística. Encuesta Sobre las Personas sin Hogar-Centros. Año 2008.
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Los prejuicios sociales (“son vagos”, “están en la calle porque quieren”, etc.) impiden ver la dureza
de la vida de estas personas, y apartan la responsabilidad de la ciudadanía y de las administraciones
públicas frente a esta situación.
3. Algunos datos
Debido a las características del colectivo, y a la escasa investigación que se ha realizado, es muy
complejo aportar cifras exactas sobre el número y los perfiles de las personas sin hogar. Sin
embargo estos son algunos de los datos más significativos.
Según datos de Cáritas, el número de personas sin hogar en España llegaría a 30.000 (según el
INE entre 25.000 y 30.000), mientras que 273.000 personas vivirían en infraviviendas.
Seguramente estos números han aumentado debido a factores socio-económicos como la precariedad
laboral, el aumento del precio de la vivienda, y el debilitamiento de las redes sociales.
La falta de apoyo a los i n m i g r a n t e s y el hecho de que a muchos de ellos no les permitan legalizar
su residencia en España ha aumentado el número de personas sin hogar de este colectivo. Distintos
estudios calculan que en la actualidad la mitad de las personas sin hogar son e x t r a n j e r a s.
Datos frente prejuicios3
Prejuicio: “están en la calle porque quieren”
Dato: Las personas sin hogar viven una media entre 7 y 8 sucesos traumáticos que alteran completamente
su vida anterior. Las situaciones más frecuentes vividas antes de los 18 años son la
falta de dinero y el fallecimiento de un miembro de la unidad familiar, ambas entorno al 40%.
P: “son sólo hombres, mayores”
D: Una de cada seis personas sin hogar son mujeres, una cifra que está siempre en aumento. La
edad media de las personas sin hogar es de 38 años y cada vez hay más jóvenes sin hogar.
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3 Datos extraídos de la Encuesta sobre las personas sin hogar realizada por el Instituto Nacional de Estadística en diciembre de 2005. 7
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P: “sin estudios ni cultura”
D: Dos de cada tres personas sin hogar han alcanzado un nivel de educación secundaria y el 13%
tiene estudios universitarios.
P: “todos alcohólicos o drogadictos”
D: El 30% de las personas sin hogar se declara abstemia y nunca ha consumido drogas.
P: “vagos y sucios”
D: El 11,8% de las personas sin hogar trabaja. Entre los desempleados, la mitad buscan trabajo.
En la práctica totalidad de localidades no hay baños públicos o están saturados. Sólo entre el 10
y el 15% practica la mendicidad.
P: “tienen muchas ayudas”
D: El 60% de las personas sin hogar opina que los servicios sociales le ayudaron poco o nada.
Menos de la mitad de la población sin hogar ha usado los servicios de alojamiento colectivos. Un
alto porcentaje de los recursos se dedican a las necesidades básicas, y son todavía insuficientes
las respuestas para la integración social.
P: “es un estilo de vida como otro”
D: Desde que se están sin hogar, el 42 % de las personas han sido insultadas o amenazadas, el
40% han sido robadas, y el 3,5%, la mayoría mujeres, ha sufrido agresiones sexuales. Distintos
estudios aseguran que estar sin hogar reduce la esperanza de vida enormemente.
4. Términos: lo que dicen las palabras
La realidad de las personas sin hogar es muy diversa. Entre estas personas, se encuentran hombres
y mujeres de todas las edades, status social, y vivencias completamente distintas unas de
las otras. Sin embargo, todas se enfrentan a una situación de exclusión que se refleja a nivel personal,
social y económico.
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¿Por qué sin hogar?
“Personas sin hogar” o “Sin hogar” parecen los términos más acertados para denominar la situación
de las personas que viven en la calle, en albergues o en infraviviendas. Con “sin hogar” se
hace referencia a la carencia de un espacio físico propio donde desarrollar una vida autónoma,
así como a la ruptura de relaciones personales que han sufrido estas personas. Por tanto, este
término describe una situación, sin caer en falsos estereotipos ni ocultarla con eufemismos.
También se consideran adecuadas expresiones como “personas que viven/duermen en la calle”,
o referir la situación concreta de la persona “que duerme en un cajero de la calle…”, “que vive
en la Plaza…”.
¿Y sin techo?
El término “sin techo” es adecuado únicamente para nombrar a las personas que viven y duermen
en la calle, pero es un término que se limita a las carencias físicas de estas personas, dejando
de lado los aspectos personales que conlleva esta situación. Además, muchas personas sin
techo en ocasiones duermen ocasionalmente en albergues, pensiones o casas, por lo que, en
rigor, dejan de ser sin techo, manteniendo su condición de sin hogar.
Ser y estar sin hogar
Estar sin hogar es fruto de un proceso, con unas causas y unas posibilidades de integración social
en el futuro. En ese sentido, conviene hablar de personas que están sin hogar, en lugar de personas
que son sin hogar, así como referirse a este colectivo en términos de una situación, con un
comienzo y unas posibilidades de cambio.
¿Indigentes, mendigos vagabundos?
En muchas ocasiones, los términos que emplean los medios de comunicación para designar a las
personas sin hogar tienen una fuerte carga peyorativa, contienen los prejuicios que la sociedad
les ha atribuido, y no describen de modo adecuado la realidad de este colectivo.
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Indigente: este término, muy utilizado aún en los medios, hace referencia a la absoluta carencia
de medios materiales, manteniendo el estigma sobre estas personas. Con “indigente” generalizamos
una situación de abandono y falta absoluta de medios que no se verifica en la mayoría de las
ocasiones. Se trata de un término excluyente, que se limita a nombrar las carencias físicas, sin
reparar en las consecuencias personales y sociales que supone la situación de sin hogar.
Mendigo: como reflejan los estudios, sólo entre el 10 y el 15% de las personas sin hogar practica
la mendicidad, por lo que el término es inexacto y refuerza el estereotipo de vagos que acompaña
estas personas.
Vagabundo: describe de modo despectivo una situación de movilidad que no suele cumplirse en la
realidad actual de las personas sin hogar. La mayoría de ellos permanece en un entorno limitado,
determinado por sus actividades diarias y la localización de los recursos sociales.
Ni siglas, ni tecnicismos
Sin domicilio fijo, sin residencia. En los últimos tiempos se han empleado este tipo de términos,
que si bien respetan la dignidad de las personas sin hogar, edulcoran la realidad, ocultando
la verdadera situación a la que se enfrenta este colectivo.
PSH, SDF, homeless. Las siglas y anglicismos también tecnifican y “alejan” una realidad humanamente
tan dura como la de las personas sin hogar.
5 . Las personas sin hogar como (necesaria)
fuente de inform a c i ó n
En muchas ocasiones, los medios de comunicación ofrecen informaciones sobre hechos que protagonizan
personas sin hogar, pero sin contar con ellos como fuente informativa. La apertura de
un recurso, un problema vecinal, o el trabajo de una organización social son noticias en las que
Guía de Estilo para
Periodistas: MIRA A LAS PERSONAS SIN HOGAR
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la perspectiva de las personas sin hogar parece prescindible. En estos casos, se informa sobre
las personas sin hogar, pero sin ellas.
Según los Libros de Estilo de los principales medios de comunicación españoles4
, los periodistas
deben consultar todas las fuentes de información implicadas en una noticia. Por tanto, parece
parte de su código deontológico la propuesta de que el informador trate siempre de contar con la
opinión de las personas sin hogar cuando éstas sean una parte significativa de la información.
Debido a su situación particular, el testimonio de estas personas resulta irremplazable, puesto
que sólo ellas pueden informar con una determinada perspectiva a cerca de lo que viven. Las distintas
administraciones púbicas y las organizaciones sociales pueden aportar datos, argumentos,
aspectos generales, pero en ningún caso pueden sustituir la voz de los verdaderos protagonistas
de los hechos sobre los que se informa.
Pensar que, debido a su difícil situación, las personas sin hogar no son capaces de expresar su
punto de vista, explicar las causas de sus acciones, o señalar qué necesitan para mejorar su vida,
es uno más de los prejuicios que acompañan a este colectivo. En cualquier caso, nadie mejor que
las propias personas implicadas, tengan hogar o no, para informar al público sobre los hechos que
protagonizan.
Prácticas que ayudan
Por múltiples motivos, en ocasiones resulta difícil contar con el testimonio de las personas sin
hogar implicadas en una noticia. Establecer un diálogo previo con ellos, ir acompañados de miembros
de organizaciones sociales que conozcan a estas personas, ofrecerles el anonimato en sus
declaraciones, y dar la posibilidad de que no muestren su rostro a cámara, pueden ser algunas
prácticas que ayuden al informador a que la persona sin hogar se preste a relatar su versión de
los hechos.
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4 Algunos ejemplos de Libros de Estilo sobre la consulta de fuentes de información:
Libro de estilo de EL PAIS. Santillana Ediciones Generales. 2002. Madrid. LAS FUENTES. 1.6 “En los casos conflictivos hay que escuchar
siempre a las dos partes en litigio”.
Estatuto de redacción EFE: Informaciones « basadas en la veracidad de los hechos, la consulta de todas las fuentes». Preámbulo, Pág 1.
Vocento y José Martínez de Sousa. Libro de Estilo Vocento. Ediciones Trea. Gijón. 2003. El periodista « debe buscar por sistema a los protagonistas
de la noticia para ofrecer su testimonio en directo ». pág. 21.
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6. Ante todo, personas
Los medios de comunicación tienden a obviar las referencias personales de las personas sin hogar.
El nombre, la edad, el origen, la profesión (actual o anterior), son algunos de los elementos que
emplean normalmente los medios para personalizar a los protagonistas de las informaciones. Sin
embargo, en muchas ocasiones, estas referencias “desaparecen” cuando los protagonistas son
excluidos sociales. Sin estas menciones, las personas sin hogar pasan a nombrarse únicamente
por el colectivo al que “pertenecen”, apartando cualquier seña de su individualidad.
Además, esta
tendencia hace que, aparentemente, las personas sin hogar no compartan ningún rasgo personal
con el resto de la sociedad.
Este tipo de datos personales, junto a la mención de los sucesos traumáticos vividos, parecen
necesarios para contextualizar la vida de estas personas, y sólo así hacer entender su situación
actual. Sin ellos, se da a entender que la persona ha sido siempre una persona sin hogar, o que
es un hecho que se debe a su voluntad, y no a una serie de factores sociales y personales.
En una realidad tan dura como la que se enfrentan a diario las personas sin hogar, los sentimientos
que éstas tienen parece otro elemento indispensable de las informaciones. Los deseos, las
ideas, las experiencias anteriores y las reacciones que tienen las personas sin hogar no sólo nos
muestran situaciones de enorme interés humano, sino que son necesarias para comprender el
resto de acontecimientos en los que los éstos participan.
Por último, mencionar las capacidades personales y las acciones que realizan a diario tanto para
sobrevivir como para mejorar su situación, es un modo de dar una información más completa sobre
este colectivo, más acorde con la realidad que viven, y alejarse de los estereotipos de “vagos y
maleantes” 5 que la sociedad tiende adjudicarles.
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5 En 1933 se promulgó la “Ley de Vagos y Maleantes” que se mantuvo durante buena parte del franquismo, continuada por la Ley de
Peligrosidad del año 1970 que incluía a los “mendigos habituales”.
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7. Una perspectiva: la exclusión social
Las personas sin hogar protagonizan en muchas ocasiones las informaciones de los medios de
comunicación. Estas personas tiende a aparecer en la sección de sucesos (como víctima o agresora),
a raíz de problemas con los vecinos y los Ayuntamientos, o como colectivo que se beneficia
de los recursos de la Administración y las organizaciones sociales.
Sin embargo, en escasas ocasiones las noticias se centran en los problemas cotidianos de estas
personas, en las causas de su situación, en la vulneración de sus derechos, ni en las barreras de
todo tipo que la sociedad levanta dificultando su integración. Es decir, no se informa de las personas
sin hogar como sujetos protagonistas de la situación de exclusión social que viven.
Los medios de comunicación dejan así de lado las causas de una realidad social, y tienden a limitarse
a los hechos puntuales en que las personas sin hogar se presentan como un problema para
otras, o simplemente como personas que sufren determinadas circunstancias puntuales: el frío,
la soledad, la falta de medios, etc.
En cambio, esta Guía de Estilo propone abordar las informaciones de las personas sin hogar a través
de la exclusión social que viven y que provoca una vulneración sistemática de sus derechos
como ciudadanos. Esto significa dejar de presentar únicamente a este colectivo como un problema,
o informar sobre ellos a través de la compasión.
Asimismo, esta dura realidad social también provoca aspectos positivos, humanos, solidarios. Los
medios de comunicación pueden tener en cuenta la superación cotidiana que deben realizar las
personas sin hogar para sobrevivir y sus ilusiones por mejorar en el futuro. También la ayuda mutua
que se prestan, o las relaciones personales que establecen entre ellas, con sus vecinos o con
miembros de organizaciones sociales, en especial los voluntarios.
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8. Una oportunidad: la voz de los voluntarios/as
Contar con el testimonio de personas voluntarias que traten con otras que están sin hogar puede
enriquecer cualquier noticia que informe sobre este colectivo. Aunque, como hemos dicho, la
perspectiva de las propias personas sin hogar resulta insustituible, la mirada de los voluntarios y
voluntarias puede ayudar, no sólo a dar un aspecto más humano y próximo al lector, sino a que la
información sea más completa.
El voluntariado social conoce bien la realidad de las personas sin hogar, porque la comparte con
ellas a través de una relación personal de respeto y confianza mutuos. Sabe de sus problemas,
entiende las causas de su situación, y probablemente puede dar una visión cercana y concreta de
los casos de exclusión que sufre este colectivo por parte de la sociedad y las administraciones.
Además, al incluir la relación que establecen personas sin hogar y voluntarias se desmontan
muchos de los falsos prejuicios que recaen en las primeras, como el de que son personas hura-
ñas, sin capacidad ni interés para relacionarse con el resto de la sociedad. De este modo, también
aparecerán con facilidad aquellos aspectos personales que suelen ocultarse al hablar de un
colectivo excluido, como puede ser desde su nombre, edad o profesión, hasta sus pensamientos,
intereses, habilidades, o su trayectoria de vida.
Así, se puede dar un enfoque positivo, no sólo de la realidad de las personas sin hogar, sino también
de la propia sociedad. Puesto que, al mencionar la acción de las personas voluntarias, se da
un ejemplo de ciudadanía que se implica en los problemas colectivos. Se abandona por tanto el
discurso pesimista, de “nada puede cambiar”, por otro -seguramente más atractivo y real- en el
que “los problemas se pueden solucionar con la participación de todos”. En este sentido, los
medios de comunicación desempeñan un papel importante en la construcción de una sociedad
comprometida en la lucha contra la pobreza y la exclusión social, puesto que tienen el poder y la
capacidad de influir en la opinión pública.
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9.
Las imágenes
Las imágenes que ofrecen los medios de comunicación de las personas sin hogar no reflejan las
múltiples facetas de la vida de éstas. En su mayoría, estas imágenes recurren al estereotipo y
tienden a presentarlas como seres aislados, inactivos, o descuidados. Mientras que en otras ocasiones
se les identifica únicamente a través de objetos estigmatizantes como cartones, litronas,
carros de la compra, etc.
Para dar una visión más ajustada de la realidad, las imágenes que ilustran estas informaciones
deberían mostrar sus distintas relaciones personales, acciones cotidianas, sus sentimientos o
pensamientos, es decir, toda representación que no se reduzca a cubrir las necesidades básicas:
comer, dormir, abrigarse…
A menudo, las personas sin hogar no desean aparecer en los medios de comunicación, por lo que
conviene ofrecerles la posibilidad de tomar imágenes en las que no se les reconozca, respetando
así su derecho a la intimidad.
10. Esquema de prácticas
Términos
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Sí:
• “Persona sin hogar”, “Sin hogar”, “persona
que vive/duerme en la calle”.
• “Sin techo” referido a personas que vivan
en la calle.
No:
• “Indigente”, “mendigo”, “vagabundo”. Ni
tecnicismos: “sin domicilio fijo”, “psh” o
homeless.
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Guía de Estilo para Periodistas: MIRA A LAS PERSONAS SIN HOGAR
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Planteamiento
Sí:
• Estar sin hogar es fruto de un proceso
donde intervienen factores personales y
sociales.
No:
• Las personas están en la calle porque
quieren.
• Las personas sin hogar necesitan medidas
de integración, no sólo recursos asistenciales.
• “Salir de la calle” es un proceso que sólo
depende de la voluntad de las personas
sin hogar.
•Contextualizar la situación de las personas
sin hogar como un proceso de exclusión
social y de vulneración de derechos.
• Presentar a las personas sin hogar simplemente
como un problema para otros o
desde la compasión.
Contenidos
Sí:
•Consultar como fuente de información a
las personas sin hogar, así como a los
voluntarios y a las organizaciones que
defienden sus derechos.
Sí:
• Incluir datos personales: nombre, edad,
origen, profesión, sentimientos, ideas
(siempre con autorización).
Sí:
• Mostrar los aspectos positivos de las personas
sin hogar: su lucha cotidiana por
mejorar, las relaciones que establecen
entre ellos y con el resto de la sociedad.
No:
•Ofrecer únicamente la versión de otros
actores sociales (Ayuntamiento, vecinos)
cuando las personas sin hogar forman
parte de una noticia.
No:
•Referirse a estas personas únicamente
por el colectivo al que pertenecen.
No:
• Tratar a las personas sin hogar como
seres extraños, aislados, diferentes al
resto de personas.
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MIRA A LAS PERSONAS SIN HOGAR
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Sí:
•Ofrecer a las personas sin hogar no mostrar
su rostro ante cámara, y garantizarles
el anonimato en sus declaraciones.
Imágenes
Sí:
• Imágenes que muestren relaciones personales,
sentimientos, acciones.
No:
• E n t revistar a las personas sin hogar con
cámaras o micrófonos sin un diálogo pre v i o .
No:
• Imágenes donde aparezcan personas aisladas
y pasivas, ni identificarles con objetos:
botellas, cartones, etc.
11. Soluciones
Las Administraciones Públicas deben comprometerse en luchar contra la vulneración sistemática
de los derechos sociales, partiendo de políticas de prevención, y asegurando la asistencia social
y sanitaria individualizada a la que tiene derecho todo ciudadano. Favorecer la inserción laboral y
el acceso a la vivienda son pasos necesarios para que las personas sin hogar recuperen su autonomía
personal.
El Estado debe promover programas para la integración social de las personas sin hogar, superando
así la situación actual donde un porcentaje significativo de recursos se destinan a la mera subsistencia
de este colectivo (techo, ropa, abrigo, comida).
El papel de la Administración queda reflejado en la Ley. Desde el Artículo 41 de la Constitución
Española:
“Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos,
que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad,
especialmente en caso de desempleo.”
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Hasta las leyes de obligado cumplimiento que desarrollan este principio rector, sea la Ley de
Bases del Régimen Local, especialmente en su artículo art. 25.2.K, como las distintas Leyes de
Servicios Sociales elaboradas por las distintas Comunidades Autónomas.
Igualmente la Administración debe vigilar que en la aplicación de estas leyes se respeten los
siguientes Derechos Fundamentales reflejados en la Constitución Española:
Art. 14. Discriminación por condición social
“Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de
nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o c i rcunstancia personal o s o c i a l . ”
Art. 15. Tratos degradantes
“Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan
ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes.”
Art. 18.1 Intimidad
“Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.
Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de ofrecer una información rigurosa, ajustada
a la realidad cotidiana de este colectivo. El profesional de la comunicación tiene la oportunidad
de ofrecer una nueva perspectiva de la vida de las personas sin hogar, menos estereotipada,
más contextualizada y más humana.
Los medios de comunicación deben tener en cuenta los procesos de exclusión y la vulneración de
derechos cotidiana que sufren las personas sin hogar, permitiendo que sean éstos quienes expliquen
su situación.
La sociedad puede superar la actitud de indiferencia y desprecio, fruto del desconocimiento, y
acercarse a la situación de las personas sin hogar. Sólo si el conjunto de la sociedad está dispuesta,
las personas sin hogar podrán recuperar su autonomía e integrarse en la sociedad como ciuGuía
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dadanos y ciudadanas de pleno derecho. Para eso, es indispensable que reconozcamos las barreras
que cada día todos construimos frente a estas personas y tratemos de eliminarlas.
BUBÚ
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