El pasado 23 de febrero una Persona Sin Hogar de 41 años falleció en las calles de Madrid. Os enviamos dos documentos sobre este suceso: una pequeña opinión escrita por Enrique Cuesta, responsable del grupo contra la exclusión de las PSH; y una carta al director recogida en el diario El País
NO MATA EL FRÍO, MATA LA CALLE
La muerte entra, incluso en estos días, dentro de la normalidad del ciclo vital. Por ello no deberíamos asustarnos, ni espantarnos, ni indignarnos.
Salvo si esa muerte se produce en la calle, de frío, en la capital de un país que está entre los más desarrollados del mundo, como ha ocurrido en Madrid con María Dolores en vísperas de Nochebuena o en la Puerta de un hospital público como el 1 de diciembre en Gran Canaria.
Debe preocuparnos si, como indican los últimos estudios, la esperanza de vida de la persona muerta es 20 años inferior a aquellos que le rodean. Debe indignarnos si muertes de este tipo, achacables directamente a la situación de persona sin hogar se producen 85 al año.
Debe hacernos pensar porque todavía quedan personas durmiendo en la calle, si según las autoridades competentes, sobran plazas y hay sitio para todos.
Debe espantarnos porque los derechos de 30000 personas son ignorados y violentados cada día, porque la mayoría podemos vernos en situaciones parecidas, porque NO MATA EL FRÍO, MATA LA CALLE..
Esto es el pan nuestro de cada día mientras sean indigentes los que mueran diariamente en nuestras calles poco o nada nos importa, lo que realmente nos importa es que mientras a nosotros no nos toque que se jodan los demás, pero lo que no sabemos es que la fina o casi invisible linea que separa el tener una vida cómoda, con un trabajo aunque sea precario y apenas nos de para llegar a final de mes y mientras tengamos sobre nuestras cabezas un techo en donde poder cobijarnos y estar calientes a nosotros nos da igual.
Solo nos acordamos de estas personas cuando leemos en una pequeña noticia que aparece en nuestros diarios y que apianas tiene más de tres a cuatro lineas de extensión, ya que ni al periodista de turno que le tocado cubrid dicha noticia le interesa y mucho menos a su redactor jefe, para que van a perder su preciado tiempo en preocuparse por un pobre diablo que vivía y dormía en la calle.
Pero las cosas cambian cuando el desdichado indigente fallece a causa de que unos cuantos descerebrados pasados de copas y al termino de una noche de juerga la emprenden a golpes con algún pobre desdichado que para su desgracia se a cruzado en su camino y como resultado acaban queman dolo vivo, entonces si que el pobre desdichado del cual nadie quería saber de él hasta ese momento ya que era un estorbo, solo en ese preciso instante y como por arte de magia aparecen los afligidos familiares, reclamando justicia por lo que le han echo a su familiar del cual llevaban años sin querer saber de él.
Pero este repentino interés de los familiares del pobre desdichado no es otro que el de sacar una buena tajada por que reclaman una multimillonaria indemnización por lo que le han echo a su pobre y hasta ese momento molesto familiar, solo en ese preciso instante es cuando se acuerdan de él, y es que cuando hay dinero por medio vienen los llantos y los sollozos, pero mientras este desdichado a estado tirado en la calle como un perro sarnoso nunca se han acordado de él y mucho menos de saber en que condiciones estaba o de si necesitaba algo. aunque solo fuese una palabras de cariño o de animo, entonces es cuando tendrían que haberse preocupado de esta persona y no a la hora de exigir una indemnización, y es que como se suele decir Ines solo te quiero por el interés, y si tanto tienes tanto vales.
BUBÚ
No hay comentarios:
Publicar un comentario