Un indigente pide una solución para no volver a la calle cuando sea dado de alta en el hospital
ourense / La Voz, 22 de abril de 2016.
Hace mucho que la suerte dio la espalda a Emilio Martín Mateo. Comenzó a trabajar joven llegó a cotizar 23 años (hoy tiene 44) antes de quedarse en paro. Inicialmente intentó, sin éxito, encontrar trabajo en Madrid -donde residía y de donde es natural- y en 2014 decidió probar suerte en otros lugares y llegó a Sober. Allí trabajó de jornalero y se empadronó pero, una vez finalizada la tarea, tuvo que abandonar también la casa que le habían prestado para vivir. Marcho entonces a la capital lucense, donde estuvo varios días intentando encontrar alguna ocupación. No tuvo éxito y se desplazó a Reinosa. En la ciudad cántabra «eché currículos en un polígono con tan buena suerte que me llamaron para hacer una prueba para una empresa y al día siguiente ya estaba trabajando».
Poco le duró la alegría. «Empecé a trabajar el 21 de julio y el 14 de febrero todavía no me habían pagado nada. Al parecer ya debían también dinero de antes a los compañeros que estaban en la empresa; pero ellos tenían su casa y otros recursos de los que yo carecía. Yo dependía de eso». No logró cobrar. Regresó por razones familiares a Madrid. «A mi madre le había dado un ictus y mi hermano me llamó para ayudar allí», relata. Cuando «aquello acabó» decidió volver a Galicia. Fue llegando, de albergue en albergue, «y mendigando, gracias a las personas que me ayudaron por el camino». Pero en Ourense su suerte aún empeoró. «Me atropellaron y se dieron a la fuga», cuenta. Fue operado en el CHUO de fracturas en una pierna y en la mano izquierda. «Ahora estoy pendiente de los resultados de un cultivo porque al parecer tengo una infección y me han puesto antibióticos pero, según los traumatólogos, de no ser por eso ya estaría para que me den el alta. Mi problema es que no me valgo por mí mismo, no puedo caminar ni partir un filete o un trozo de pan», relata.
Desde el servicio de Traballo Social del CHUO confirman que siguen el caso de este paciente desde que conocieron su situación y que están en contacto el abogado que lleva su representación legal en el caso de atropello. «Nunca se echa al paciente a la calle obligándolo a una situación de desamparo», señala el Sergas. La tarea de este departamento de la sanidad pública es movilizar los recursos de la comunidad, contactando con instituciones, colectivos asistenciales o benéficos que puedan cubrir la necesidad concreta de pacientes sin red de apoyo «y así se hará en este caso, de ser necesario», señalan. Pero matizan que «como cualquier víctima de un accidente, tiene unos derechos que debe asumir la aseguradora que sea responsable del pago de la indemnización; entre ellos, el abono de los gastos derivados de su situación que necesite cubrir desde que recibe el alta hospitalaria. El paciente dispone de abogado que, como su representante legal, es el encargado de los trámites pertinentes ante el juzgado para proteger los derechos de su cliente; entre ellos, solicitar la provisión de fondos para hacer frente a las necesidades de la convalecencia», señalan.
Así lo ha hecho el letrado que lleva el caso de Martín, que también tramitó la solicitud para una plaza en una residencia. Algo que no es tan fácil como parece. «En Ourense hay residencias de ancianos pero él no lo es y no hay ningún recurso público que esté pensado para este tipo de casos», lamenta el abogado.

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