lunes, 20 de junio de 2016

Un empleo para personas sin hogar





Aunque una persona haya tenido la mala suerte de caer en la indigencia eso no quiere decir ni mucho menos que esa persona este acabada y que no se puede volver a reinsertar a una vida normalizada, teniendo un trabajo como cualquier otro ser humano.
Es verdad que cuando entras en el mundo de la indigencia pierdes muchos hábitos sociales te vuelves huraño solitario y desconfiado ya que ves que la gente te da de lado por lo cual te vuelves más insociable, pierdes hábitos de higiene y limpieza y te aislas cada vez más, llegando a entrar en un peligrosísimo circulo vicioso del cual es muy difícil salir ya que si para una persona normalizada le es muy difícil encontrar un puesto de trabajo decirme vosotros como lo va a lograr una persona que este viviendo en la calle, como se puede presentar a una posible entrevista de trabajo con un aspecto desaliñado y sucio, ¿vosotros contratariais a una persona así?

En diciembre de 2014, el Ayuntamiento localizó a 1.905 personas sin hogar en la capital. Cifra que aumentó un 38 por ciento desde 2009. Estos datos reflejan, además, que ha aumentado el porcentaje de jóvenes menores de 29 años: eran el 9,1 por ciento en 2009 y en 2014 el 11 por ciento, dos puntos porcentuales más. Además, la edad mínima bajó de 19 años en 2009 a 16 años en 2014.











La encuesta realizada a personas sin hogar realizada instituto Nacional de Estadística (INE) pone de manifiesto el aumento de las personas sin hogar en España como consecuencia de la pérdida de su vivienda por diferentes causas, la pérdida de trabajo y la imposibilidad de pagar su alojamiento. Entre 2005 y 2012, las personas que no pudieron mantener el pago de su vivienda aumentaron en un 58 por ciento, los que están sin hogar como consecuencia de la pérdida de la vivienda se incrementaron el 38 por ciento y los que atribuyen su situación a la pérdida de empleo aumentaron un 35 por ciento.


Empresas como Milhistorias dan una segunda oportunidad a personas sin hogar. Mil Historias es una empresa de inserción promovida por Rais Fundación que se encarga de distribuir productos ecológicos a través de una plataforma online. Estas personas en exclusión social se encargan de las funciones de atención al público, gestión y

elaboración de pedidos y repartos. "En 2006 se decide crear una iniciativa de emprendimiento social con un objetivo que era crear empleo para las personas en situación de exclusión con las que trabajamos", comenta Laura Pérez, gerente de Mil Historias. "La actividad se inició con un proyecto de producción con una explotación agrícola, aquí, en la Comunidad de Madrid pero en 2012 o así decidimos cerrar la huerta por una serie de circunstancias y centrarnos más en la comercialización a través Internet", añade.



En este proceso de comercialización, "estas personas se encargan de recepcionar el pedido del cliente, gestionar una plataforma online con lo que eso implica, subir ofertas, gestionar todos los pedidos, cerrar pedidos con proveedores, recogemos el producto a los proveedores, hacemos todo el elaborado y el preparado del pedido, y luego sale en transporte que también es interno, a casa del cliente", argumenta Laura.

El objetivo de esta empresa es que todos los "sin hogar" que pasan por ella, accedan al mercado de trabajo normalizado tras un periodo máximo de tres años. Para ello, reciben formación, adquieren habilidades sociales y laborales y, cuando se considera que están preparados para el mercado laboral, se les acompaña en la búsqueda de un nuevo empleo y el puesto que dejan libre, lo ocupa otra persona que recibirá también esa misma formación.

La formación y el acompañamiento que ofrece Milhistorias van más allá de lo laboral, ya que se le ayuda en la recuperación de sus habilidades sociales, a recuperar el contacto con sus familias y redes sociales. "La recuperación de las personas sin hogar está en la integración de nuevo en sus círculos sociales. El trabajo te da autonomía y la dignidad para poder vivir, pero


si no trabajamos de modo paralelo la recuperación de esas redes sociales es un fracaso absoluto", explica Laura.



Además de la distribución de productos ecológicos,Mil Historias tiene otras líneas de trabajo que "nos permiten crear más empleo: la línea de catering para colectividades y el servicio de limpieza para nuestras propias instalaciones", asegura Pérez. Durante el 2015, se consiguió que 10 personas pasaran por la empresa de inserción con un empleo protegido. A parte de generar empleo, el centro de Milhistorias cuenta con una red de alojamiento. Tienen 60 plazas, todas ellas ocupadas.

Janane es una de las personas que tiene un trabajo en Milhistorias. Es la encargada de la limpieza de las instalaciones. Es musulmana y lleva en España 5 años y hasta ahora no había trabajado en el país. Madre de 3 hijos y su marido no trabaja. "Gracias a Milhistorias vivo en un piso de alquiler. Antes vivía en un albergue. Y ahora me están ayudando a poder acceder a una vivienda social de la Comunidad o del Ayuntamiento", comenta Janane.

"Estoy muy contenta por tener un trabajo y mi familia también. Cuando comencé, hace 3 meses, mis hijos me decían: Mamá estamos muy contentos, muy orgullosos, vamos a tener dinero", añade Janane muy emocionada.

El perfil de las personas que pasan por Milhistorias son personas entre 40 y 50 años, varones,solos a nivel familiar.   


Hay que volver a recuperar el contacto con las familias, con los hijos… Vienen de procesos de separación o temas de viudedad y algunos entran en depresión. Todos ellos tienen, generalmente, vida laboral bastante consolidada. "Todos han tenido su casa, su familia, sus ingresos, y han vivido en modo normalizado. Jamás se hubieran visto en esta situación. Cualquiera de nosotros nos podríamos ver así", concluye Laura.

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